Carta para una Estrella. Remitente: un Invisible más.

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Hola, en primer lugar quiero presentarme, soy FOXY, un perrito pequeño que fui rescatado con mi gran amigo y hermano hace ya casi 4 años. Desde entonces, mi hermano y yo compartimos chenil en el Albergue de la Asociación El Amigo Fiel de Córdoba.
Se que mi historia es una más, una de tantas que a día de hoy recorren las redes sociales buscando una oportunidad para muchos invisibles como yo, pero esta es mi historia, así la he vivido y quiero ponerle voz a todos y cada uno de los que pasan inadvertidos en su espera hasta el gran sueño: una familia que nos quiera.
Mi historia comienza hace ya unos años, voy a recordar aquellos días cuando para mi hermano y para mí no quedaban ya fuerzas para seguir luchando con la dura y cruel soledad del abandono, exhaustos y movidos únicamente por el puro instinto de supervivencia, consiguiendo encontrar un lugar cada noche que nos diera seguridad, cobijo, lejos de las manos de los que en su día nos llevaron a esta situación y como no, sintiendo miedo, mucho miedo.
Durante mucho tiempo, unas personas habían estado intentando rescatarnos, salvarnos de nuestra infeliz vida ya que nos cruzamos en su camino por casualidad. Venían todas las semanas a echarnos de comer y escuchaba que querían sacarnos de la calle. Pero en ese momento no entendí si esas personas eran buenas o malas, no tenía ninguna experiencia anterior de que el ser humano se portara bien con nosotros, por lo que mi hermano y yo huíamos de ellas, nos escondíamos, corríamos sin saber lo que hacer. Pero en el fondo de mi corazón, algo me decía que tenían buenas intenciones, que no eran como las demás.
Eran días como otros cualquiera, con la monotonía de sobrevivir, de buscar algo que echarse a la boca, de resguardase de los coches, del frío y de las malas intenciones de aquellos que sólo veían en nosotros unos simples chuchos abandonados, aunque tengo que reconoceros que al término de cada día, soñaba que para mi hermano y para mí la suerte cambiaría, que el milagro de encontrar una familia se cumpliría.
Hasta que llegó el día, jamás lo podré olvidar…
Vino un furgón con unos hombres que llevaban unos lazos y comenzó la batida. Ellos no eran los que siempre nos daban de comer, no se parecían en nada, pero por mucho que corrimos mi hermano y yo, consiguieron capturarnos con unos fríos lazos al cuello. Nos resistimos, chillamos, ladramos, mordimos, pero nos metieron en ese furgón que olía de lejos a sufrimiento y miedo. Eran los temidos laceros de la perrera municipal por lo que escuché. De repente, mi hermano, de un salto, antes de que cerraran la puerta, consiguió saltar del furgón y escapar como alma que lleva el diablo. A mi no me dio tiempo, pero le grité que no mirara hacia atrás, que corriera sin parar, que algún día nos encontraríamos de nuevo.
Lo que viene después muchos lo conocerán, el trayecto en ese furgón a la perrera municipal. Lloré todo el tiempo, me vi solo y sin mi hermano, sabiendo por dentro que era la última vez que nuestros cuerpos estarían juntos, pero tuve que ser fuerte por él y pedirle que no mirara para atrás cuando logró escapar.
Al llegar, me metieron en una jaula de la perrera municipal y ahí comprendí que mis días habían acabado. Los lamentos de todos los animales que allí había desgarraron mi alma, el olor a muerte entró por mi nariz y temblé como todos ellos. Solo me consolaba saber que mi hermano no estaba allí conmigo, que él estaba a salvo, era lo que me hacía superar cada noche.
Al igual que no puedo olvidar todas estas sensaciones, jamás podré olvidar el día en el que las puertas de mi jaula se abrieron. Sentí que mi vida terminaba ya. Me sacaron y me llevaron con una correa, temblé, lloré y me oriné encima. Pero de repente, vi a esa persona que tanto había visto echarme de comer, que tantas veces había intentado cogerme, acariciarme… el escuchar su voz y olerla, inundó de paz toda mi alma, era ella, mi rescatadora. Ella se había enterado que me habían capturado y que estaba en la perrera. Vino a salvarme.
Todo lo que sucedió después fue bueno, me llevó a un lugar con más animales que como yo habían sufrido en la calle, pero lo más importante para mi, fue cuando a los pocos días las puertas de ese sitio se abrieron para traer a un nuevo perro: ¡¡mi hermano!! Habían conseguido cogerlo y nos reunieron a los dos, ahora sí que era feliz, mi hermano a salvo como yo…juntos por fin, ya nada nos separaría. 
A partir de de ahí, nuestra vida cambió, eran muchas las manos que nos acariciaban,  muchas las palabras de cariño que nos decían, por un momento pasamos de la desesperación, a la ilusión por seguir luchando, del más completo anonimato al mayor de los protagonismos, fue como sentirse como diría mi hermano “un perrito estrella”, pero pronto nos dimos cuenta que muchas de las personas que nos mimaban que nos decían cosas cariñosas, fueron abandonando, parecía como si ya hubiéramos dejado de necesitar sus caricias y sus mimos, como si ya hubiera terminado nuestra historia y os aseguro que todo lo contrario, en ese momento era cuando más necesitábamos de ellos, pero bueno esta es otra historia.
Hemos visto como algunos han tenido la suerte de tener una familia, hemos pasado por muchos cambios y nos preguntamos mi hermano y yo, qué es lo que hemos hecho para que nadie se fije en nosotros, para que nadie se interese por nosotros, para que nadie nos haya dado la oportunidad de tener una familia, esa es la eterna pregunta que nos hacemos día a día mientras esperamos entre barrotes nuestra oportunidad.
Es un error pensar  que nuestra historia terminó el día que nos rescataron, es un error pensar que un chenil es un lugar definitivo para cualquier animal, es un error olvidarse de todos los que llevamos años y años esperando cumplir  nuestro sueño: el que una Estrella se fije en nosotros.
Me da la sensación  que me quedan cosas por deciros, que quizás pueda que no os haya hecho llegar a lo más hondo de vuestro corazón la sensación que tenemos los animales que como yo, pasamos inadvertidos, que somos invisibles, que quedamos olvidados, que no somos protagonistas de nada, sólo de nuestra propia historia pero me niego a que la espera sea tan larga que acabe muriendo entre barrotes, sin haber conocido a mi Estrella: mi familia.
Por último deciros que si pudiera pedir un deseo, sería no morir entre barrotes, sin haber conocido el amor en un hogar de verdad.
P.D: a El Amigo Fiel.
Se que estáis haciendo todo lo que está en vuestras manos para ayudarme a conseguir una familia y a que mi día a día sea más llevadero pero no os sintáis fracasados ni desilusionados, sólo pensar que para mi ha sido muy importante el haberme dado la oportunidad de tener voz para contar mi historia.
Se lo mucho que habéis luchado hasta conseguir el Albergue en el que a día de hoy estamos todos, ha sido muy duro, pero lo lograsteis. Nos lo dais todo, todo lo que podéis y mucho más. Os lo debo todo y por eso os doy las gracias. Pero necesito un hogar de verdad, no quiero apagarme y lo intento cada día, pero no llega esa Estrella con la que sueño cada noche, no llega esa familia que me quiera como yo estoy dispuesto a quererla.
Fdo: FOXY, un Invisible de El Amigo Fiel.